La tos de las perreras, o traqueobronquitis infecciosa canina, es un proceso respiratorio con origen multifactorial (vírico, bacteriano y ambiental) que puede afectar a nuestras mascotas.
La forma típica de contagio es por contacto con secreciones, ya sea de forma directa (lamido) o indirecta (juguetes) entre animales. Por tanto, lugares como las guarderías son los puntos más frecuentes de contagio; así como residencias caninas o centros de adopción.
Los síntomas más comunes, son tos seca y ronca (con posibles sonidos de asfixia) que puede terminar con expectoración o no (que puede confundirse con un vomito blanquecino espumoso). Esta sintomatología puede evolucionar, produciendo decaimiento, fiebre, ruidos pulmonares, flemas de color verdoso, …
El carácter sintomático nos obliga a utilizar diferentes tratamientos, en función de cada caso; incluso antibióticos o antiinflamatorios si la tos de las perreras se manifestase varias semanas. Además una serie de consejos prácticos en caso de tener un perro afectado, serían importantes: no fumar en su presencia, evitar el ejercicio físico, sustituir collar por arnés, secado insistente tras los baños,…
¿Cómo prevenirlo? Mediante la vacunación, sobre todo en animales especialmente expuestos o con susceptibilidad a padecer procesos respiratorios. Esta vacuna de la Tos de las Perreras, se debe de implementar desde los seis meses de edad con una frecuencia anual aproximadamente.
Por este motivo desde el 1 de mayo hasta el 30 de junio os invitamos a pasar por nuestra consulta veterinaria, con cita previa, para